Argentina atraviesa un momento de moderada estabilización macroeconómica, evidenciado por la desaceleración inflacionaria, la estabilidad cambiaria y un incipiente retorno al financiamiento internacional. Este escenario presenta oportunidades para los inversores y, al mismo tiempo, desafíos estructurales relevantes en materia fiscal y política.
Durante mayo, la inflación mensual se proyecta por debajo del 2% según analistas, marcando una caída significativa respecto a los niveles registrados en 2024. Esta desaceleración obedece a una combinación de factores estacionales, política monetaria contractiva y contención de precios regulados. En este contexto, los bonos ajustados por CER siguen ofreciendo rendimientos reales atractivos, particularmente los títulos TZX25 y TZX26, recomendados para perfiles conservadores y moderados.
En el mercado cambiario, el dólar oficial se mantiene en torno a los $1.200, mientras que el dólar blue se ubica apenas por debajo, reduciendo la brecha. Las reservas internacionales del BCRA alcanzan los USD 38.442 millones, impulsadas por licitaciones exitosas de instrumentos en moneda extranjera como el reciente Bonte 2030, que logró captar cerca de USD 1.000 millones de inversores extranjeros. Este instrumento, si bien denominado en dólares, será pagadero en pesos, y refleja un intento de recuperar credibilidad externa sin dolarización formal.
Desde el punto de vista político, el gobierno enfrenta el desafío de sostener la gobernabilidad en un año electoral. Las elecciones legislativas del 26 de octubre renovarán parcialmente el Congreso Nacional, sin PASO y con la novedad de la boleta única de papel. Este rediseño institucional coincide con una reconfiguración interna del peronismo, encabezada por Cristina Fernández de Kirchner, quien llamó a reformular el discurso tradicional del movimiento hacia un «Estado eficiente», en reemplazo del clásico lema de «Estado presente».
En el plano tributario, cobra relevancia la propuesta de la Fundación Mediterránea de eliminar los impuestos provinciales sobre Ingresos Brutos y las tasas municipales, reemplazándolos por un IVA extendido o «Súper IVA». Esta iniciativa busca simplificar el sistema impositivo y reducir distorsiones, pero enfrenta resistencia política, riesgos de recentralización fiscal y complejidades en la transición institucional.
Complementariamente, se ha fortalecido el uso de los Bonos BOPREAL como herramienta para la regularización de deudas fiscales y aduaneras. Estos títulos pueden ser aplicados al pago de impuestos nacionales mediante un sistema de compensación gestionado por ARCA. Adquiridos en el mercado secundario por debajo de su valor nominal, permiten cancelar montos impositivos superiores, generando ahorro fiscal directo. No obstante, su uso excluye obligaciones de seguridad social y su transferencia es irrevocable.
En un intento por dinamizar el mercado interno, el gobierno eliminó trabas fiscales que impedían el uso de dólares no declarados, facilitando su aplicación en compras inmobiliarias, vehículos y depósitos sin justificación. Esta medida apunta a repatriar parte de los USD 270.000 millones estimados como activos fuera del sistema, bajo la lógica de atraer liquidez sin blanqueo formal.
Desde una perspectiva estratégica, este entorno favorece a los inversores con perfiles diversificados. Para quienes buscan cobertura inflacionaria, los bonos CER de corto y mediano plazo resultan prudentes. Aquellos con visión de mediano-largo plazo pueden encontrar valor en bonos hard dollar como GD35 y GD41, ante una posible compresión del riesgo país. También los bonos dólar linked conservan atractivo si se anticipa una corrección cambiaria en el segundo semestre.