“Argentina y el Mundo: Entre el Reordenamiento Fiscal y las Fricciones Globales”

Ago 8, 2025

Durante la semana, el panorama económico y financiero mostró una combinación de señales mixtas en Argentina, con avances técnicos en materia fiscal y monetaria, pero también con tensiones crecientes en el frente político e institucional. A nivel internacional, los mercados continúan ajustando expectativas ante una dinámica global dominada por conflictos comerciales, redefinición de acuerdos estratégicos y presiones competitivas.

En el plano local, la actividad económica mantiene una inercia positiva en la comparación interanual, con un crecimiento anualizado del 5,8% en el primer trimestre, impulsado por sectores vinculados a la energía, el agro y la industria ligera. Sin embargo, los indicadores mensuales de junio confirman que la recuperación perdió fuerza. La industria manufacturera retrocedió 1,2% en términos mensuales y volvió a niveles de marzo. Aunque en términos interanuales se sostiene una mejora del 9,3%, producto de la baja base de comparación, desde febrero la economía se encuentra estancada, con caída del consumo y menor dinámica inversora.

La inflación continúa desacelerándose. Desde un pico superior al 200% anual en diciembre de 2023, se proyecta una tasa cercana al 24% para diciembre de este año. Esta reducción está sustentada en una fuerte contracción monetaria, ajuste del gasto y la implementación de un nuevo esquema cambiario con bandas entre ARS 1.000 y 1.400 por dólar. En paralelo, el resultado fiscal primario cerró 2024 con superávit de 1,7% del PIB. No obstante, la sostenibilidad del programa sigue siendo frágil. Esta semana se conoció que el Tesoro recibió una transferencia extraordinaria de $12 billones desde el Banco Central para enfrentar vencimientos de deuda. Sin este auxilio, el mercado anticipaba una situación de estrés en las licitaciones. Este dato encendió alertas entre los inversores, ya que el saldo de la cuenta del Tesoro en el BCRA se utiliza como termómetro de su capacidad inmediata de pago.

En el plano político, el Gobierno sufrió un nuevo revés en la Cámara de Diputados, donde la oposición aprobó la ley de financiamiento universitario y la emergencia en salud pediátrica. A su vez, fracasó la estrategia oficialista de frenar el debate por la distribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a las provincias. Esta situación evidenció fracturas dentro del frente federal y anticipa mayores dificultades para sostener el orden fiscal sin acuerdos legislativos sólidos. La tensión institucional también se reflejó en protestas sociales tras el veto presidencial a la movilidad previsional y a beneficios por discapacidad.

En los mercados financieros, la semana fue de alta volatilidad. El índice S&P Merval cayó 2,7% y los ADRs de compañías argentinas retrocedieron hasta 6%, afectados por una toma de ganancias tras las subas de julio y por el creciente ruido político. En contraste, los bonos soberanos en dólares operaron en terreno positivo. Los Bonares y Globales extendieron las subas iniciadas en semanas anteriores, favorecidos por la confirmación del desembolso de US$ 2.000 millones por parte del Fondo Monetario Internacional. Esta dinámica permitió que el riesgo país se ubicara por debajo de los 800 puntos básicos por primera vez desde junio. El desacople entre renta fija y renta variable revela una lectura diferenciada del riesgo: mientras los bonos valoran los avances técnicos y el respaldo multilateral, las acciones descuentan una erosión de la capacidad de ejecución política.

En el frente internacional, Europa sigue enfrentando los efectos de la tensión comercial con Estados Unidos. Alemania reportó una caída en sus exportaciones industriales hacia el mercado estadounidense, afectada por aranceles del 15%. Sin embargo, sectores estratégicos como infraestructura, defensa y banca han mostrado capacidad de resistencia. El nuevo acuerdo comercial entre la UE y EE.UU. suavizó los términos previstos inicialmente, pero representa un desafío inflacionario mayor para Estados Unidos que para Europa, según análisis recientes. A ello se suma el diagnóstico del Banco Central Europeo, que informó la pérdida de 240.000 empleos manufactureros entre 2015 y 2022 debido a la presión competitiva de China, aunque el desempleo general se mantiene en niveles bajos, alrededor del 6,2%.

En Estados Unidos, los mercados siguen atentos a tres factores centrales: la orientación futura de la política monetaria de la Reserva Federal, los impactos acumulados de la nueva estrategia comercial, y las señales electorales de cara al proceso presidencial de noviembre. En este contexto, la dinámica de consumo y los datos de empleo continúan siendo clave para anticipar posibles movimientos en las tasas de interés y la evolución del dólar.