La política agroexportadora argentina volvió al centro de la escena luego de que el Gobierno de Javier Milei dispusiera una semana sin retenciones a la soja y los principales granos. La medida generó liquidaciones por más de US$7.000 millones, aunque el beneficio se concentró en las grandes exportadoras que explicaron el 86% del total, mientras que los productores quedaron prácticamente al margen. Pese a las promesas de eliminación definitiva, la decisión se interpreta como un alivio temporal más que como un cambio estructural, y mantiene tensiones dentro del sector.
En paralelo, el Gobierno avanza en negociaciones con Estados Unidos por un swap financiero de hasta US$20.000 millones con el objetivo de reforzar reservas y estabilizar el frente cambiario. Esta estrategia combina incentivos internos con financiamiento externo, aunque también generó críticas internacionales por considerarse un subsidio implícito a las exportaciones. Las liquidaciones del agro crecieron un 187% interanual y 291% mensual, alcanzando US$7.100 millones, de los cuales más de US$6.000 millones se realizaron bajo el esquema de retenciones cero.
El Tesoro intervino activamente en el mercado mayorista, con ventas diarias de entre US$150 y US$200 millones para sostener la cotización en torno a $1.424,50. Los dólares financieros mostraron leves retrocesos con el MEP en $1.513 y el CCL en $1.561 mientras que las reservas internacionales se mantienen cerca de los US$42.200 millones. Hasta las elecciones legislativas del 26 de octubre, los inversores privilegian la liquidez en dólares, posiciones defensivas y cobertura frente a la volatilidad.
En el frente internacional, el foco está en la política monetaria de la Reserva Federal, la debilidad estructural de China y la fortaleza de los mercados accionarios globales. En Estados Unidos, la desaceleración del empleo y la estabilidad del desempleo en torno al 4,3% consolidan las expectativas de un recorte de tasas en las próximas semanas, lo que sostiene el rendimiento de los bonos del Tesoro y favorece el apetito por activos de riesgo.
China, en cambio, enfrenta un escenario de desconfianza sostenida: la crisis inmobiliaria, los controles de capital y la injerencia estatal siguen afectando el ingreso de inversión extranjera, lo que obliga a mantener una exposición prudente y diversificada.
Los mercados globales continúan en máximos históricos, impulsados por el entusiasmo en torno a la inteligencia artificial. El S&P 500 podría superar los 7.000 puntos antes de fin de año, con empresas tecnológicas como Nvidia e Intel liderando el rally. Sin embargo, distintos referentes advierten sobre una posible sobrevaluación del sector, con paralelismos crecientes respecto de la burbuja puntocom.
