Coyuntura Económica y Geopolítica Global – Mayo 2025

May 21, 2025

La economía global enfrenta durante 2025 un contexto particularmente desafiante, caracterizado por una desaceleración generalizada del crecimiento, la persistencia de tensiones comerciales entre potencias y un aumento de la incertidumbre geopolítica. La Organización Mundial del Comercio ha informado una caída proyectada del 0,2% en el comercio mundial, con una mirada a la baja sus estimaciones previas a raíz del resurgimiento de políticas proteccionistas. En la misma línea, la Comisión Europea redujo su proyección de crecimiento para la zona euro al 0,9%, reflejando el impacto de la fragmentación del comercio internacional y la pérdida de dinamismo industrial.


En Estados Unidos, la Reserva Federal adoptó una postura monetaria de cautela, manteniendo la tasa de interés en el rango del 4,25% al 4,5%. Esta decisión responde a un equilibrio entre el objetivo de controlar la inflación y la necesidad de no frenar el crecimiento económico. Las proyecciones para este año anticipan una moderación del PBI del 2,1% al 1,7%, una leve suba de la tasa de desempleo al 4,4% y expectativas inflacionarias aún elevadas. Este escenario contribuye a la volatilidad de los mercados financieros, manteniendo bajo análisis la conducta de los grandes inversores institucionales.

Uno de los ejes más relevantes del escenario actual es la relación comercial entre Estados Unidos y China. A comienzos de mayo se anunció un acuerdo de tregua comercial por 90 días, con una significativa reducción de aranceles: EE.UU. bajará del 145% al 30% y China del 125% al 10%. No obstante, la tensión se mantiene elevada: Washington alertó sobre la presencia de componentes tecnológicos no registrados en paneles solares chinos, lo que reavivó disputas en materia de seguridad energética. Además, el presidente Donald Trump amenazó con un nuevo aumento del 50% en los aranceles si China no elimina sus medidas de represalia, calificando la postura china como un acto de “intimidación unilateral”. Esta serie de hechos reafirma una hostilidad estratégica prolongada, con impactos directos sobre la inversión global y el orden económico multilateral.

Las consecuencias de este deterioro comercial se reflejan en el comercio global, donde la OMC estima una posible caída adicional del 1,5% si se agravan las restricciones arancelarias. A su vez, comienzan a observarse movimientos de relocalización de cadenas de suministro por parte de grandes corporaciones, lo que genera efectos colaterales sobre países emergentes dependientes del comercio industrial.

En América Latina, las dos economías más relevantes muestran dinámicas divergentes. Brasil proyecta un crecimiento moderado del 2,2%, condicionado por políticas monetarias restrictivas y limitaciones fiscales. En cambio, Argentina presenta señales incipientes de estabilización: el riesgo país cae por debajo de los 500 puntos, marcando un punto de inflexión desde 2018. Esta mejora responde a las reformas económicas estructurales iniciadas por la nueva administración, aunque persisten dudas sobre la sostenibilidad fiscal y la capacidad de acceder a financiamiento externo en forma estable.

Los mercados financieros internacionales muestran comportamiento dispar. El S&P 500 sube un 0,8% y el Nasdaq un 1,6%, impulsados por expectativas de estabilidad monetaria. En contrapartida, el Dow Jones retrocede un 0,5%, reflejando la cautela en sectores industriales. En materia de commodities, el petróleo y el oro registran repuntes debidos a la tensión en Medio Oriente y a una mayor demanda de activos refugio. Las monedas emergentes continúan en proceso de depreciación frente a un dólar fortalecido, mientras el euro mantiene estabilidad relativa. Los bonos del Tesoro estadounidense muestran un alza en los rendimientos, reflejando la sensibilidad inflacionaria, mientras que los spreads de deuda emergente se amplían por la revaluación de riesgos regionales.

En el plano institucional, se destaca un hito en el ámbito sanitario: la Organización Mundial de la Salud (OMS) logró aprobar un tratado internacional sobre pandemias, tras tres años de negociaciones. Este instrumento busca mejorar la coordinación global y los mecanismos de respuesta frente a futuras crisis sanitarias.

Para los próximos meses, se identifican tanto oportunidades como riesgos clave para los inversores. Entre las oportunidades destacan las inversiones en sectores tecnológicos y de energías renovables, que se benefician de incentivos fiscales y de la transición energética global. Asimismo, se recomienda a los exportadores diversificar mercados y establecer vínculos con regiones menos expuestas al conflicto comercial global. En cuanto a los riesgos, deberán monitorearse atentamente la evolución de las tensiones entre EE.UU. y China, la trayectoria de los precios de los commodities estratégicos, y eventuales cambios en la política monetaria de la FED y del Banco Central Europeo, factores que podrían desencadenar movimientos abruptos de capital y afectar la estabilidad de los mercados emergentes.